ThomarieAlt- Never look back

La noche se hacía cada vez más oscura al pasar de los meses.
Todo moría cada vez más rápido. La esperanza de que él volviera algún día se hacía cada vez más nula. La gente se perdía en ese inmenso infierno. Danville ya no era la de antes.

Sólo ese día las cosas parecieron haberse acomodado para que la pelea sea aún más emocionante.

La ensordecedora voz del líder.
El cobarde habría salido de su gigantesco escondite de 38 pisos.
Sus órdenes resonaban justo frente a la casa Flynn García-Shapiro.
—¡Fuego!—
El estremecedor sonido de infinitas balas estrellándose contra la casa rechinaba a todo volumen esa horrible noche de verano.
Sin importar nada.
Sin importar nadie.

—¡Fuego!—
Justo antes de que las grandes armas dieran paso a su cometido, se oyó una voz desde uno de los muros mientras una figura salía de las sombras.

—¡Oh, sí! ¡Fuego! ¡Atrévanse a disparar!— La chica pelirroja se deslizó sigilosamente hacía el piso quedando justo frente a la pequeña armada —¿Qué esperan, señores? ¡Disparen! ¿Acaso son cobardes? — Uno de los soldados apuntó justo a Marie— Debo admitirlo, el único cobarde aquí eres tú… ¡Hasta que te dignas a aparecer, Tommy!

El chico se volteó.

—Siempre haciendo grandes entradas, ¿No es así?— Thomas rió.
—¿Qué es lo que quieres en mi base?— Marie no dio muchas vueltas.
—¿Qué no es obvio? Creí que eras más inteligente.
—Me importan poco y nada tus tontos deseos. Quiero que me dejes en paz y vuelvas a tu estúpido edificio donde te escondes del mundo— Marie vociferó, la sola presencia de él en ese lugar, la motivaba a hacer algo de lo que seguramente se arrepentiría.

Thomas chasqueó los dedos, de inmediato todas las armas se levantaron contra Marie.
Marie lanzó una risa estruendosa.
—¡No eres capaz!— clamó entre carcajadas —¡Anda! Diles a tus soldados inútiles que accionen esos gatillos… ¡Anda! ¡Hazlo!
Marie continuó hablando:
—Ha pasado casi un año. La muerte me roza de instante a instante. Armas, robots, más armas, ¡y más muerte! Siempre ha sido gracias a tu divina intervención. Ahora que te tengo frente a mis narices, ¿crees que moriré de una santa vez?

Se generó un incomodo silencio.
Hasta que se volvió a escuchar el intenso sonido de un chasquido.
Todos los hombres bajaron sus armas.

—No he venido aquí por eso— La voz de Thomas había parecido quebrarse.
—¡¿Entonces qué demonios haces aquí?!

Thomas colocó su brazo derecho alrededor del cuello de Marie, haciendo que esta se ahogara.

—Vine aquí… a arreglar cuentas— El joven susurró bruscamente al oído de la chica.








... Se oyó el estremecedor sonido de un disparo.